Un muro adusto en una celda de castigo.
Gris cemento,
oscuro,
triste y áspero.
Cada noche quien lo habita escribe
letras de agua con sus dedos húmedos.
Junta las letras,
o las separa,
mientras su mano ejecuta un baile
sobre la pared dormida.
De lado a lado se escribe un renglón,
pero el cemento absorbe las primeras letras
antes de que se marque el punto final.
Muda poesía que la pared descubre,
mudas palabras que el cemento oyó.
anagonzalez, armapalabras